Y, es que como dicen los gallegos, ¡qué parviño!
Este arbolito se lo compré a Nando, que él a su vez, me lo vendió, ja, ja.
Llevaba un par de años o más en la misma maceta, y creo que era hora ya de acortale las melenas un poquito y pasarlo a un tiesto que espero le sienta como anillo al dedo.
¡Vaya raíces!
No hay comentarios:
Publicar un comentario